Neurociencia y física cuántica en situaciones de aprendizaje

NEUROCIENCIA Y FÍSICA CUÁNTICA EN SITUACIONES DE APRENDIZAJE


     En la actualidad existe una marcada tendencia a señalar el conjunto de problemáticas que influye en el acontecer educativo, entre ellos: la crisis de valores, formación de un ser humano integrado sólo por mete y cuerpo, las relaciones de convivencias que prevalece en el proceso de enseñanza aprendizaje, entre muchos otros, cada uno de los cuales determina de una u otra manera el éxito de la educación de este siglo XXI.

     Para nadie es un secreto que resulta imperante en los diversos contextos de la enseñanza y el aprendizaje tomar en consideración sólo uno de los hemisferios cerebrales como lo es el hemisferio izquierdo, en un mundo donde cada individuo posee una forma distinta de aprender. Sin embargo, a pesar de los resultados de investigaciones en el área de psicología educativa por ejemplo, sobre la forma en cómo la enseñanza y el aprendizaje debe estar abordado bajo un nuevo paradigma como lo es la Neurociencia y la Física cuántica, puesto que constituyen lo nuevo para cambiar, en otras palabras; innovación educativa, donde lo importante del aprendizaje sobrepasa la enseñanza. 

      De acuerdo con De la Barrera y Donolo (2009), la década de los años 90 fue la década del cerebro, la investigación se baso en el órgano más importante del sistema nervioso como lo es el cerebro; el cual se encarga de recibir, relacionar, acumular, y producir una gran cantidad de señales necesarias para todas las funciones del organismo. El cerebro es el centro del aprendizaje con un peso de aproximadamente 1.3 Kilogramos; está formado por miles de millones de células nerviosas microscópica y únicas, llamadas neuronas, las cuales utilizan electricidad y sustancias químicas para comunicarse entre sí de una manera tan perfecta y complicada que aun es un misterio para ciencia. 

   Ahora bien, ante la incertidumbre que en un principio constituyó el estudio del cerebro, surge la Neurociencia, denominada como “el conjunto de ciencias cuyo objeto de investigación es el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el aprendizaje. El propósito general, es entender cómo el encéfalo produce la marcada individualidad de la acción humana” (Kandel, Schwatz y Jessell, 1997; Pinel, 2001; Salas 2003) Así pues, tal como lo señalan los autores citados, la Neurociencia, como la ciencia del sistema nervioso se encarga del estudio del conjunto de neuronas, nervios, glándulas y otros órganos cuyo propósito es coordinar actividades: estimulo y respuestas, razón por la cual, esta importante ciencia investiga el cerebro. 

   Esta ciencia se nutre de cinco grandes disciplinas: la Anatomía, la Embriología, la Fisiología, la Farmacología y la Psicología. Además, dos grandes campos de plena vigencia actual: la Biología molecular y la Genética. En razón de lo anterior, la Neurociencia constituye entonces el estudio interdisciplinario del cerebro, es por ello, que en el ámbito educativo, este paradigma se encuentra en punta de lanza, pues constituye una revolución o cambio de paradigma, enfoque, modelo en la manera de entender al Ser Humano, al Hombre como Ser Bio-Psico-Social-Espirtual y ambientalista, esto es apoyado por Edgar Morín (1999), quien establece que la educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana. 

 El hombre como ser bio-psico-social-espiritual y ambientalista, es un ser vivo con un organismo complejo y con una mentalidad muy compleja basada en muchos aspectos (valores, conciencia, ética, motivaciones, deseos, personalidad, entre otros), los cuales le permiten estar en una organización social (familia, amistades, comunidad, municipio, nación, grupos sociales, entre otros) y comportarse de acuerdo sus intereses psicológicos y a los limites que le presente su cuerpo y su aprendizaje. 

   En la actualidad la enseñanza se basa en el reforzamiento de sólo una parte del cerebro lógico-verbal como lo es el hemisferio cerebral izquierdo, de forma que es indispensable que el individuo aprenda con todo el cerebro, lo que requiere por parte del docente aplicar estrategias para el aprendizaje que refuercen no sólo el hemisferio cerebral izquierdo sino también el derecho. Esto ha sido señalado por Hart (1999) quien afirma que se trata de “ajustar los escenarios y la instrucción a la naturaleza del cerebro”. Esto es lo que asegura una enseñanza holística enfocada en el propósito de la Neurociencia.

  Todo esto llama a reflexión sobre la importancia del cerebro humano, el cual es la clave para el éxito del hombre, es el centro del aprendizaje; debido a su desarrollo hemos llegado al mundo, y a través de él seguiremos transmitiendo conocimientos de generación a generación. En razón de lo antes señalado, han surgido según Ruíz (2004) varios enfoques de la Neurociencia representada por Sperry (1973), MacLean (1978) y Herrmann (1989): 

  Sperry y colaboradores confirmaron la especialización de los hemisferios cerebrales. Sus investigaciones permitieron establecer que la capacidad de hablar, escribir, leer y razonar con números, es fundamentalmente una responsabilidad del hemisferio izquierdo; mientras que la habilidad para percibir y orientarse en el espacio, trabajar con tareas geométricas, elaborar mapas conceptuales y rotar mentalmente formas o figuras, son ejecutadas predominantemente por el hemisferio derecho. 




   MacLean presenta un modelo del cerebro formado por tres elementos interrelacionados, estos son: el cerebros reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza; ellos controlan la vida instintiva, emocional e intelectual, respectivamente. 



  Por su parte, Herrmann, ha propuesto el modelo del cerebro total, formado por cuatro cuadrantes, que determinan estilos diferentes de procesamiento de información en los individuos, aun cuando se admite que el cerebro funciona como una totalidad integrada. 


  Estos enfoques de la Neurociencia deben tomarse en cuenta antes, durante y después del hecho educativo y en situaciones de aprendizaje, para que el estudiantes logre un aprendizaje verdadero, al mismo tiempo que permiten fundamentar el diseño de estrategias instruccionales, atendiendo a distintos estilos de aprendizaje y al desarrollo de la creatividad. Si bien es cierto que la Neurociencia involucra en el proceso de enseñanza aprendizaje un sinfín de niveles estos pueden resumirse tal como se muestra en la figura N°1. 

     
  Tal como se muestra en la figura N°1, en Neurociencia existen varios niveles que de forma general se deben tomar en cuenta para el logro de aprendizaje, el nivel Fisiológico, representado a través de las sensaciones, constituyendo la entrada del proceso, pues todo lo presentado al individuo es captado por los sentidos; el nivel psicológico, donde la percepción y el pensamiento son claves para la elaboración y el procesamiento en la estructura cognitiva del individuo, finalmente todo esto es reflejado en el nivel conductual, reflejado en conductas inteligentes como respuestas al proceso de salida. Según lo establecido por Robert Dilts (S/A), existen niveles neurológicos que involucran un gran número de sistemas del individuo que van desde el nervioso periférico hasta llegar a la trascendencia, esto se señala en la figura N°2. 

Fuente: Robert Dilts (S/A) 

    Como puede observarse el nivel más alto lo constituye la espiritualidad determinada por la trascendencia denominado energía, el objeto de estudio de la Física cuántica; una ciencia que surgió para explicar los fenómenos de la naturaleza, entre ellos: espiritualidad, la energía, sin ignorar el cerebro

    En palabras de Cárdenas (2010), la Física Cuántica, es la física de las posibilidades, una manera de describir el mundo. Su campo de actuación es el de las partículas elementales, que se desenvuelven de manera misteriosa para la percepción ordinaria, ajenas a las leyes de los objetos físicos, dando lugar a diferentes interpretaciones. 

      La física cuántica, es entonces una ciencia liberadora, porque entrega al individuo el control del futuro y asigna poder, pues permite determinar la dirección del destino. Filosóficamente, esta ciencia es el descubrimiento de la verdad del Ser, es decir, “soy lo que pienso”. En razón de esta concepción, en el ámbito educativo es indispensable tomar en consideración el trabajar con la dimensión del Ser, muy bien establecido en los pilares de la educación propuestas por Jacques Delors (1996), en su informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la Educación para el siglo XXI, donde se señala que debe estructurarse entorno a cuatro aprendizajes (aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser). 

  Así pues, la educación actual debe busca desarrollar situaciones de aprendizaje que no solo aborde el aprender a conocer y el aprender a hacer; sino también los otros dos pilares de la educación del siglo XXI, como lo son el aprender a vivir juntos y con los demás y aprender a ser, puesto que ser humano en esencia: espíritu, alma y cuerpo. 
  El ser humano es una trinidad conformada por espíritu (soplo divino) alma (donde reposa el intelecto, el afecto y la voluntad) y el cuerpo (Silva-Silva, 2010). Cada uno de estos componentes deben ser considerados en el que hacer educativo, lamentablemente, la educación actual sólo se ha enfrascado a desarrolla uno de los componentes del alma como lo es el intelecto, y el cuerpo por considerar que el estudiantes es un ser humano. 

  En virtud que el proceso educativo solo considera la hombre como una dualidad tal como lo señala Platón y Aristóteles, pues se toma en cuenta la mente y el cuerpo del ser humano, dejando de lado el alma, el espíritu, existe un desorden, manifestado a través de los diferentes conflictos sociales, morales, educativos, entre otros, evidenciándose solo el aspecto cognitivo como elemento determinante del proceso de formación. 

   Por otra parte, de acuerdo con Mussa, Morales y Berbel (2011), utilizando los conocimientos de la física cuántica, el pensamiento complejo y la teoría del caos, se interpretan a los procesos del conocimiento como campos de energía que, partiendo de la funcionalidad biológica de las neuronas, conforman campos energéticos que trascienden la materia y se interrelacionan tanto dentro como fuera de la anatomía del ser humano. Este enfoque permite utilizar los procesos de construcción del conocimiento y considerar que el aprendizaje se desencadena en un triple nivel de profundidad, en el marco del cual se interrelacionan la inteligencia emocional, las inteligencias múltiples y el pensamiento creativo.

 Surge entonces, según los autores antes citados el concepto de cognición cuántica, utilizado para interpretar los procesos de adquisición del conocimiento como campos de energía que van más allá de la estructura física del cerebro, en estos campos los incentivos que llegan, generan un determinado nivel de caos y luego un cambio sobre las estructuras previas. 

  El proceso que condiciona la construcción de nodos del conocimiento está dado por la interacción con el entorno, a través del campo incluyente, el campo cuántico y conlleva una cualidad emocional. Desde la mirada de la Cognición Cuántica, el conocimiento se comporta como sistema complejo, los cuales en su mayoría son inestables, se mantienen delicadamente equilibrados, cualquier variación mínima entre sus elementos componentes puede modificar, de forma imprevisible, las interrelaciones y, por lo tanto, el comportamiento de todo el sistema (efecto mariposa). Así, la evolución de esta clase de sistemas se caracteriza por la intermitencia (o fluctuación), aquella situación en la que el orden y el desorden se alternan constantemente. 

  Sus estados evolutivos no transcurren a través de procesos continuos y graduales, sino que suceden por medio de reorganizaciones y saltos. Cada nuevo estado es sólo una transición, un período de "reposo entrópico". De esta manera se puede interpretar la adquisición de nuevos conocimientos y la forma en cómo la física cuántica está presente en situaciones de aprendizaje.

  Tomando en consideración todo lo señalado, se concluye que el ser humano es energía, y como poseedor de energía este es capaz de hacer de su vida lo que en sus pensamientos, consciencia y mente prevalece. El ser humano es creador de su propia realiadad, y esto depende de su cosmovisión (visión de mundo), como ente lleno de energía, es ciencia, y por ello, la neurociencia y la física cuántica aplicada a situaciones de aprendizaje deben tomarse en consideración en el diseño de estrategias para el aprendizaje.

  Ante la venida de la era espiritual a partir del 21 de diciembre del 2012, el despertar de la consciencia es lo que en las aulas de clases, mediante la Educación para la Paz y desarrollo de la consciencia establecida por la UNESCO, los docentes de los distintos niveles educativos deben promover.

    Una de las aplicaciones más prácticas de la neurociencia y la física cuántica es la Ley de la atracción, la cual resume el poder de la mente para re-crear o crear el mundo donde se vive; cada asignatura debe entonces basar sus fundamentos filosóficos en los postulados de la Neurociencia y la física cuántica en este contexto de la innovación educativa.
   
 Referencias Bibliográficas 
  • Cárdenas Espinosa, R.D (2010). La física cuántica y el pensamiento humano, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, abril 2010, www.eumed.net/rev/cccss/08/rdce2.htm 
  • Delors, Jacques. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI. 
  • Hart, Leslie. (1999). Cerebro Humano y Aprendizaje Humano. Libros para educadores. 
  • Kandel, Eric, James Schwartz y Thomas Jessell (1997). Neurociencia y conducta. Madrid: Prentice Hall. España. 
  • Mussa, J.A., Morales, V.A. & Berbel Martínez, E.M (2011). Cognición Cuántica. El Aprendizaje Emocional y La Creatividad desde la Física Cuántica. Ponencia presentada en la XII Congreso Internacional de la Teórica de la Educación. Universidad de Barcelona. 
  • Morí, Edgar. (1999). Los Siete saberes necesarios para la Educación del Futuro. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). 
  • Robert Dilts (S/A). Niveles Neurológicos. Rev. Dario Silva- Silva. (2010). Video espíritu, alma y cuerpo. Ruíz Bolívar, Carlos (2004). Neurociencia y Educación. En Gómez Cumpa, José (2004). Neurociencia Cognitiva y Educación. Fondo Editorial FACHSE, Ciudad Universitaria de Lambayeque, Perú Pinel, John (2001).Biopsicologia. 4º Edicion. Prentice Hall- Madrid. 
  • Salas Silva, Raúl (2003) ¿La Educacion Necesita Realmente de la Neurociencia? Estudios Pedagógicos, Nº 29, 2003, pp. 155-171

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